HAZ FELICES A TUS BACTERIAS: ¿POR QUÉ Y CÓMO?


La Organización Mundial de la Salud (OMS) está advirtiendo ya desde hace tiempo que las enfermedades infecciosas están volviendo con fuerza a nivel global y la ciencia médica se está viendo incapaz de hacer frente a esta nueva amenaza sanitaria. Pero, ¿son realmente las bacterias las únicas responsables de este próximo desastre sanitario que se anuncia a nivel mundial?. ¡EN ABSOLUTO!. Los auténticos responsables no son las inofensivas bacterias, sino la forma en que tenemos de relacionarnos con ellas


Estamos obsesionados con acabar con estos importantísimos seres vivos con todo tipo de productos antibacterianos en nuestrros hogares, en nuestros cultivos y granjas. Pero es a ellos que les debemos la vida en la tierra. Las bacterias pueblan nuestro planeta desde tiempos inmemoriales, y ellas continuaran si o sí incluso cuando los seres humanos desaparezcan de la faz de la tierra. Es más, las bacterias (y los virus) se encuentran a millones y millones en el espacio. Con lo que, por mucho que nos empeñemos no acabaremos nunca con ellos. Además, hoy en día ya sabemos que la teoría de la infección microbiana está más que superada y no es el agente bacteroide el causante de la temida enfermedad infecciosa, sino que es el ser humano en el que se aloja, que, según como este se encuentre, las bacterias y virus que entren en su organismo no le harán ningún daño. El excelente artículo de la revista DSALUD ¿Se justifica la teoría microbiana de la enfermedad? lo explica de manera magnífica y muy bien documentada.

La Teoría microbiana o Teoría de los gérmenes fue desarrollada por un científico alemán llamado Robert Koch y Louis Pasteur, que sostiene que son las bacterias y los virus la causa de las enfermedades. Pero uno de los críticos de Koch estaba tan convencido de la falsedad de esta teoría que se tragó un vaso de agua que contenía vibrio cholerae, la bacteria que Koch creía que causaba el cólera. Y "asombrosamente", el hombre no enfermó de esta fatal enfermedad.


El auténtico problema radica, por un lado, en la falta de cuidado que tenemos a la hora de mantener nuestro cuerpo en una HOMEOSTASIS correcta (ve a mi artículo 5 ESTRATEGIAS PARA "VACUNARTE" ANTE GRIPES Y RESFRIADOS para saber como equilibrar tu homeostasis). 

Por otro lado, el gran problema está en nuestra alimentación. Para poder disfrutar de unos excelentes y preciosos filetes de carne o litros y litros de leche de vaca y además a muy buen precio,  la ganadería intensiva utiliza una cantidad ingente de antibióticos para la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas que sufren los animales hacinados en las granjas de este tipo de ganadería. Y esos antibióticos pasan al torrente sanguíneo de los pobres animales y después la población los ingiere también. Con lo que, aunque tu no hayas tomado nunca un antibiótico en tu vida, te los has tomado sin querer cuando has ingerido ese filete (o esa leche, o pollo, o cualquier otro producto animal criado en granjas tradicionales). Y ellos producen un asesinato masivo de nuestro microbioma que es el que realmente nos puede proteger de infecciones bacterianas al producirse una disbiosis o desequilibrio entre flora bacteriana saludable y potencialmente patógena para nuestro organismo. Además, hoy en día sabemos que las bacterias han aprendido a deshacerse del potencial mortal de los antibióticos a través de un complejo mecanismo de defensa bacteriano. 



Pero la buena noticia es que las bacterias, cuando se convierten en agentes patógenos (recordemos que el neumococo, por ejemplo,  no es siempre "patógeno", si no que lo es cuando en su entorno siente que amenaza su supervivencia y entonces genera una barrera de protección incapaz de ser destruida por nuestro sistema inmune) puede ser revertida su actividad "maligna" mejorando nuestro "terreno". Veamos cómo:
  1. Utilizando una variada cantidad de plantas medicinales que, al actuar de una forma muy diferente al antibiótico, cambiando el entorno en el que se mueve dicha bacteria, consigue que esta no desarrolle toda su capacidad agresiva.
  2. La alimentación es fundamental: cuanto más azúcar y alimentos refinados tomemos, nuestro sistema inmunitario se ve incapaz de regular con eficiencia los procesos infecciosos.
  3. Ejercico físico: sabemos hoy en día que es fundamental, ya que aumenta las endorfinas o drogas naturales que nos hacen sentir bien y además mejoran la eficiencia de nuestro sistema inmune.
  4. Relajación y meditación o mindfulness: un cuerpo con estrés envía la sangre a las extremidades para prepararlo para la lucha o la huida y no nutre a los sistemas responsables de los procesos de defensa y reparación de nuestro organismo.
  5. Ingestión de una alimentación rica en alimentos fermentados: el chucrut, el kimchi, el kéfir de agua, el kombucha... Todos estos alimentos y bebidas se caracterizan por aumentar de una manera muy importante nuestro microbioma saludable en nuestros intestinos ayudando a que éste evite la invasión de otro tipo de microorganismos que no deberían estar en nuestro cuerpo o detectando aquellos que se tornan agresivos y controlando su actividad.

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Formador y consultor en salud
Creador del método de EMONUTRICIÓN

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